miércoles, 27 de febrero de 2013

Leche fresca para el Banco de Alimentos

La Plataforma Salvemos al Sector Lácteo ha hecho donación de 125 litros de leche fresca, al Banco de Alimentos que la Parroquia San Mateo ha puesto en funcionamiento recientemente, en colaboración con el Ayuntamiento y a la Residencia Sagrada Familia de las Hermanas Salesianas del Sagrado Corazón. Muchas gracias por la colaboración con la caridad en este tiempo sagrado de Cuaresma.

martes, 26 de febrero de 2013

Adoración Eucarística parroquial

Durante todos los Domingos del Tiempo de Cuaresma, al margen de las celebraciones cultuales de las diferentes Hermandades y Cofradías, se expondrá el Santísimo Sacramento, desde las seis de la tarde, hasta el comienzo de la Santa Misa, a las ocho, rezándose antes el Rosario.

En estas dos horas, los fieles que lo deseen, podrán unirse en oración ante el Señor, y acudir a esta su llamada al “Monte Tabor de su Presencia Eucarística”, en donde, transfigurados e iluminados con su espíritu, vayamos preparándonos para la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo, nuestro Señor.

sábado, 16 de febrero de 2013

La Parroquia inicia la Cuaresma con la meditación del Vía Crucis

La Comunidad Parroquial de San Mateo Apóstol ha iniciado el Tiempo de Cuaresma, con la meditación del Vía Crucis o Camino de la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo en su Pasión y Muerte, que se irán haciendo todos los viernes de Cuaresma, hasta culminar con el del Miércoles Santo.

En este primer ejercicio piadoso, se realizó por las Estaciones erigidas en el templo parroquial, haciendo en cada una de ellas un llamamiento a nuestra situación personal con Dios, y nuestra respuesta a su entrega total para nuestra Redención.
Inició el Vía Crucis el párroco, Ignacio Mora, como cabeza de los fieles, meditando el resto de ellas los diferentes grupos parroquiales y Hermandades, intercalando cantos apropiados para cada una de ellas.
Culminó con el rezo de las oraciones necesarias para ganar las Indulgencias Plenarias concedidas a su meditación.

E S T A C I O N E S     D E L     V Í A     C R U C I S

I     Estación  →   Jesús es condenado a muerte.
II    Estación  →   Jesús carga la cruz.
III   Estación   →   Jesús cae por primera vez.
IV    Estación   →   Jesús encuentra a su madre María.
V     Estación   →   Simón el Cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz.
VI    Estación   →  Verónica limpia el rostro de Jesús.
VII   Estación  →  Jesús cae por segunda vez.
VIII  Estación  →  Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén.
IX    Estación   →  Jesús cae por tercera vez.
X     Estación   →   Jesús es despojado de sus vestiduras.
XI    Estación   →   Jesús es clavado en la cruz.
XII   Estación   →  Jesús muere en la cruz.
XIII  Estación   →   Jesús es descendido de la cruz y puesto en brazos de María, su madre.
XIV   Estación  →   Jesús es sepultado.

I N D U L G E N C I A S

Las condiciones necesarias para obtener las indulgencias plenarias son:

1.- Deben hacerse ante Estaciones de la Cruz erigidas según la ley.
2.-  Deben haber catorce Estaciones (representando las escenas de la Pasión y Muerte del Señor en Jerusalén).
3.- Las Estaciones consisten en catorce piadosas lecturas. Pero para hacer estos ejercicios solo se requiere que se medite devotamente la Pasión y Muerte del Señor.
4.- Cambiar de una Estación a otra. Si no es posible hacerlo a todos los presentes,  es suficiente que la persona que lo dirige se mueva de Estación a Estación mientras los fieles permanecen en su lugar.
5.-  Las personas que están legítimamente impedidas de satisfacer los requisitos anteriormente indicados, pueden obtener indulgencias si al menos pasan algún tiempo, por ejemplo, quince minutos en la lectura devota y la meditación de la Pasión y Muerte de nuestro Señor Jesucristo.
6.-  Otros ejercicios de devoción son equivalentes a las Estaciones de la Cruz, aun en cuanto a indulgencias, si éstos nos recuerdan la Pasión y muerte del Señor y están aprobados por una autoridad competente.

Las Estaciones del Vía Crucis se pueden hacer todos los viernes del año, pero son especialmente edificantes durante la Cuaresma.

martes, 12 de febrero de 2013

La Ceniza, un Sacramental

Con la imposición de la ceniza da comienzo el tiempo litúrgico de Cuaresma; período de 40 días que inicia en esta fecha y termina el Domingo de Ramos. La imposición de la ceniza es un sacramental, este es un término que el Catecismo de la Iglesia Católica, en el número 1677, define así: “Se llaman sacramentales los signos sagrados instituidos por la iglesia cuyo fin es preparar a los hombres para recibir los sacramentos y santificar las diversas circunstancias de la vida”; que a la vez nos prepara y conduce a la práctica del sacramento de la penitencia, reconciliación o confesión, con el propósito de que a los fieles convertidos nos sea posible participar en la celebración del misterio pascual con espíritu de arrepentimiento.

En la Sagrada Escritura la ceniza es símbolo de lo perecedero, por lo que se convirtió en signo de la caducidad del ser humano cuando él mismo se la aplica en la cabeza o suele revolcarse en ella, como testimonio de dolor, penitencia y humillación (Is 61,3). A través del tiempo, la ceniza pasa a integrarse en el culto cristiano. Hacia los siglos IV –V, los pecadores arrepentidos se les llama penitentes, quienes se aplican ceniza sobre su cabeza en señal de conversión y abandono en la misericordia de Dios. En la época actual este miércoles se traza una cruz de ceniza, ya bendecida, en la cabeza o en la frente de los fieles, lo cual les recuerda su origen, a la vez que el sacerdote o un laico autorizado recita las palabras:

Eres polvo y al polvo volverás” (Gn 3, 19) o bien: “Arrepiéntete y cree en el Evangelio” (Mc 1, 15).

La imposición de la ceniza es prescrita por el pontífice Urbano II (1088 -1099) en el Concilio de Benevento en 1091. El valor de este sacramental no consiste en sólo asistir a la recepción de la misma –como algunos católicos creen-, su importancia radica en la contrición, es decir, en el arrepentimiento sincero y en la conversión de cada persona al haber transgredido  la Voluntad Divina, así como que tal arrepentimiento nos conduzca a los sacramentos de la reconciliación y la Eucaristía para ser renovados por la acción del Espíritu Santo y ser dignos de la Misericordia divina.

Las cenizas son un sacramental. Estos no confieren la gracia del Espíritu Santo a la manera de los sacramentos, pero por la oración de la Iglesia los sacramentales «preparan a recibirla y disponen a cooperar con ella» (C.I.C. 1670 ss.).

LOS    SACRAMENTOS    Y    LOS    SACRAMENTALES

Los sacramentos y los sacramentales no son lo mismo. Los primeros, que son siete (Bautismo, Confirmación, Confesión, Eucaristía, Unción de los Enfermos, Matrimonio y Orden), fueron instituidos por Jesucristo e infaliblemente confieren la gracia (la participación en la vida divina). Los sacramentales, en cambio, que fueron instituidos o bien por la Iglesia (velas benditas, campanas benditas, etc.) o bien por Jesucristo (agua bendita, imposición de manos, exorcismos, etc.), son numerosísimos y no tienen en sí la capacidad de conferir la gracia divina, pero sí favorecen su recepción y pueden ser una ayuda para conservarla.

PARA   QUE   SEAN   EFICACES   REQUIEREN   DISPOSICIÓN

Los sacramentos confieren la gracia de forma ex opere operato, o sea que son siempre eficaces por el hecho de ser actos del mismo Jesucristo. No obtienen su eficacia o valor ni gracias al fervor ni a los merecimientos del ministro o del sujeto que recibe el sacramento; por eso alguien que es bautizado recibe verdaderamente el perdón de todas sus culpas, se convierte en hijo de Dios y se vuelve miembro de la Iglesia, sin importar si es un bebé que no entiende o un adulto perfectamente consciente de lo que hace; y cuando un sacerdote consagra el pan y el vino en la Misa, dude o no dude, crea o no crea, igual se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Los sacramentos producen, pues, santidad de modo inmediato y directo.

En cambio, los sacramentales actúan ex opere operantis Ecclesiae, es decir, que reciben su eficacia de la misión mediadora que posee la Iglesia, por la fuerza de intercesión o de mediación que tiene ella ante Cristo, que es su Cabeza. Pero requieren, además, de disposición por parte de quien los recibe; por ejemplo, si alguien necesita un exorcismo pero no está dispuesto a renunciar a los amuletos y a otras prácticas pecaminosas, sencillamente no le servirá esta bendición liberadora aunque se la imparta todo un ejército de exorcistas.

SIGNOS

Ambos, sacramentos y sacramentales, tienen como finalidad la santidad, y ambos utilizan signos ya que están dirigidos al hombre, y éste no sólo es alma y espíritu sino también carne. Por eso Jesús en su vida terrena usó constantemente signos sensibles: curó usando saliva, empleó pan y vino para convertirlos en su Cuerpo y su Sangre, imponía las manos sobre la gente, sopló para comunicar el Espíritu Santo.

Como dice el Catecismo de la Iglesia Católica, con los sacramentales «se santifican las diversas circunstancias de la vida» porque, de hecho, «han sido instituidos por la Iglesia en orden a la santificación de ciertos ministerios eclesiales, de ciertos estados de vida, de circunstancias muy variadas de la vida cristiana, así como del uso de cosas útiles al hombre» (nº 1667-1668).

 LOS   LAICOS

Por último, «los sacramentales proceden del sacerdocio bautismal» (CIC, n. 1669), es decir, del sacerdocio real (I Pe 2, 9-10) que recibe todo bautizado y que lo llama a bendecir (Lc 6,28; Rm 12,14; 1 Pe 3,9). Por eso no sólo los sacerdotes ministeriales (obispos, presbíteros y diáconos) sino en ciertos casos también los laicos pueden presidir ciertas bendiciones. Ésa es la razón por la cual es tan válido que la ceniza bendita la imponga un seglar a los penitentes como que lo haga el párroco o el propio Papa; y por ello mismo los fieles pueden signarse a sí mismos con agua bendita, o bendecir a sus hijos con la señal de la cruz.

sábado, 9 de febrero de 2013

Miércoles de Ceniza: Comienza la Cuaresma

La imposición de las Cenizas nos recuerda que nuestra vida en la tierra es pasajera y que nuestra vida definitiva se encuentra en el Cielo.

La Cuaresma comienza con el Miércoles de Ceniza y es un tiempo de oración, penitencia y ayuno.

Cuarenta días que la Iglesia marca para la conversión del corazón.
Las palabras que se usan para la imposición de cenizas, son:

             "Recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás"
                          "Convierte y cree en el Evangelio".

ORIGEN   DE   ESTA  COSTUMBRE

Antiguamente, los judíos acostumbraban a cubrirse de ceniza cuando hacían algún sacrificio y los ninivitas también usaban la ceniza como signo de su deseo de conversión de su mala vida a una vida con Dios.

En los primeros siglos de la Iglesia, las personas que querían recibir el Sacramento de la Reconciliación el Jueves Santo, se ponían ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad vestidos con un "hábito penitencial". Esto representaba su voluntad de convertirse.

En el año 384 d.C., la Cuaresma adquirió un sentido penitencial para todos los cristianos y desde el siglo XI, la Iglesia de Roma acostumbra poner las cenizas al iniciar estos 40 días de penitencia y conversión.

Las cenizas que se utilizan se obtienen quemando las palmas y ramas de olivo usadas el Domingo de Ramos del año anterior. Esto nos recuerda que lo que fue signo de gloria pronto se reduce a nada.

También, fue usado el período de Cuaresma para preparar a los que iban a recibir el Bautismo la noche de Pascua, imitando a Cristo con sus 40 días de ayuno.

La imposición de Ceniza es una costumbre que nos recuerda que algún día vamos a morir y que nuestro cuerpo se va a convertir en polvo. Nos enseña que todo lo material que tengamos aquí se acaba. En cambio, todo el bien que tengamos en nuestra alma nos lo vamos a llevar a la eternidad. Al final de nuestra vida, sólo nos llevaremos aquello que hayamos hecho por Dios y por nuestros hermanos los hombres.
Cuando el sacerdote nos pone la Ceniza, debemos tener una actitud de querer mejorar, de querer tener amistad con Dios. La ceniza se le impone a los niños y a los adultos.

SIGNIFICADO  DEL  CARNAVAL  AL  INICIO DE LA CUARESMA

La palabra carnaval significa adiós a la carne y su origen se remonta a los tiempos antiguos en los que por falta de métodos de refrigeración adecuados, los cristianos tenían la necesidad de acabar, antes de que empezara la Cuaresma, con todos los productos que no se podían consumir durante ese período (no sólo carne, sino también leche, huevos, etc.)

Con este pretexto, en muchas localidades se organizaban el martes anterior al Miércoles de Ceniza, fiestas populares llamadas carnavales en los que se consumían todos los productos que se podrían echar a perder durante la Cuaresma.

Muy pronto empezó a degenerar el sentido del carnaval, convirtiéndose en un pretexto para organizar grandes comilonas y para realizar también todos los actos de los cuales se "arrepentirían" durante la Cuaresma, enmarcados por una serie de festejos y desfiles en los que se exaltan los placeres de la carne de forma exagerada.

EL  AYUNO  Y  LA  ABSTINENCIA

El Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo son días de ayuno y abstinencia. El ayuno consiste en hacer una sola comida fuerte al día y la abstinencia es no comer carne. Este es un modo de pedirle perdón a Dios por haberlo ofendido y decirle que queremos cambiar de vida para agradarlo siempre.

LA  ORACIÓN

La oración en este tiempo es importante, ya que nos ayuda a estar más cerca de Dios para poder cambiar lo que necesitemos de nuestro interior. Necesitamos convertirnos, abandonando el pecado que nos aleja de Dios. Cambiar nuestra forma de vivir para que sea Dios el centro de nuestra vida. Sólo en la oración encontraremos el amor de Dios y la dulce y amorosa exigencia de su voluntad.

Para que nuestra oración tenga frutos, debemos evitar lo siguiente:

La hipocresía: Jesús no quiere que oremos para que los demás nos vean llamando la atención con nuestra actitud exterior. Lo que importa es nuestra actitud interior.

La disipación: Esto quiere decir que hay que evitar las distracciones lo más posible.  Preparar nuestra oración, el tiempo y el lugar donde se va a llevar a cabo para podernos poner en presencia de Dios.

La multitud de palabras: Esto quiere decir que no se trata de hablar mucho o repetir oraciones de memoria sino de escuchar a Dios. La oración es conformarnos con Él, nuestros deseos, nuestras intenciones y nuestras necesidades. Por eso no necesitamos decirle muchas cosas. La sinceridad que usemos debe salir de lo profundo de nuestro corazón porque a Dios no se le puede engañar.

EL  SACRIFICIO

Al hacer sacrificios, debemos hacerlos con alegría, ya que es por amor a Dios. Si no lo hacemos así, causaremos lástima y compasión y perderemos la recompensa de la felicidad eterna. Dios es el que ve nuestro sacrificio desde el cielo y es el que nos va a recompensar. “Cuando ayunéis no aparezcáis tristes, como los hipócritas que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan, en verdad os digo, ya recibieron su recompensa. Tú cuando ayunes, úngete la cabeza y lava tu cara para que no vean los hombres que ayunas, sino tu Padre que está en lo secreto: y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará. " (Mt 6,6)".El sacrificio, es preciso dulcificarlo con un amor grande a Dios. El dolor nos engrandece cuando sabemos sobrellevarlo. La Virgen María en su vida tuvo que llevar a cabo muchos sacrificios y lo hizo con mucha alegría y amor a Dios.

Palabras de Juan Pablo II sobre el miércoles de ceniza

El miércoles de ceniza se abre una estación espiritual particularmente relevante para todo cristiano que quiera prepararse dignamente para la preparación del misterio Pascual, o sea, el recuerdo de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor.

Este tiempo vigoroso del Año Litúrgico se caracteriza por el mensaje bíblico que puede ser resumido en una sola palabra: "matanoeiete", es decir "CONVERTÍOS". Este imperativo es propuesto a la mente de los fieles mediante el rito austero de la imposición de ceniza, el cual, con las palabras "Convertios y creed en el Evangelio" y con la expresión "Acuérdate que eres polvo y al polvo volverás", invita a todos a reflexionar acerca del deber de la conversión, recordando la inexorable caducidad y efímera fragilidad de la vida humana, sujeta a la muerte.

La sugestiva ceremonia de la Ceniza eleva nuestras mentes a la realidad eterna que no pasa jamás, a Dios; principio y fin, alfa y omega de nuestra existencia. La conversión no es, en efecto, sino un volver a Dios, valorando las realidades terrenales bajo la luz indefectible de su verdad. Una valoración que implica una conciencia cada vez más diáfana del hecho de que estamos de paso en este fatigoso itinerario sobre la tierra, y que nos impulsa y estimula a trabajar hasta el final, a fin de que el Reino de Dios se instaure dentro de nosotros y triunfe su justicia.

Sinónimo de "conversión" es así mismo la palabra "penitencia"... Penitencia como cambio de mentalidad.
Penitencia como expresión de libre y positivo esfuerzo en el seguimiento de Cristo

Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI para la Cuaresma 2013: PULSA AQUÍ

martes, 5 de febrero de 2013

San Blas en Villanueva del Duque

Un año más, los fieles de Villanueva del Duque, festejaron al glorioso mártir San Blas, con la Misa en su honor, en la que no faltaron las súplicas de intercesión de este abogado celestial de los males de garganta, y la posterior bendición de los panes de San Blas, repartidos entre los asistentes y entre aquellos otros que por diversos motivos no pudieron participar de esta celebración en la Iglesia Parroquial de San Mateo Apóstol.
 Talla románica del siglo XIII que representa a San Blas 
   Reparto del pan entre los asistentes a la Misa de San Blas

domingo, 3 de febrero de 2013

La Candelaria en Villanueva del Duque

De todas las fiestas que a lo largo del año litúrgico celebra la comunidad de Villanueva del Duque, sobresale por el singular protagonismo de los niños, la Presentación del Señor en el Templo y la Purificación de María, conocida popularmente con La Candelaria, a los cuarenta días del nacimiento del Señor, marcada en el calendario el día dos de febrero.

El origen litúrgico de esta fiesta es oriental, y conmemora el acontecimiento en el que la Virgen María y San José, presentan al Niño Jesús en el Templo de Jerusalén, cumpliendo además con el rito de la ley de Moisés el cual  manda que toda mujer tras dar a luz a un hijo varón primogénito, en el plazo de cuarenta días tiene que acudir al Templo para ser purificada, y ofrecer el niño al Señor, entregando para ello un par de tórtolas o dos pichones.
                 Presentación de Jesús tabla altar Ermita V.de Guía.

En un principio, hasta aproximadamente el Siglo VI, la Candelaria, se celebraba a los cuarenta días de la Epifanía, lo que venía a ser el 15 de febrero, hasta que se estableció en la actual fecha.

El carácter principal de la fiesta, radicaba hasta después del Concilio Vaticano II, en la Purificación de la Virgen María, siendo una de las celebraciones marianas con más arraigo popular, pero es a partir del citado Concilio, cuando se le otorga su verdadero valor litúrgico, que es el de la Presentación de Jesús en el Templo, dándole de este modo un sentido cristológico sobre cualquier otro.

Cumplido el precepto de ofrecer los siclos (la moneda de aquel tiempo) al Templo, la Sagrada Familia de Nazaret, en su salida, oye las profecías de dos ancianos que iluminados por el Espíritu Santo elogian y anuncian grandes y dolorosos acontecimientos que marcarán la vida del Niño y de la Madre.

Estos acontecimientos marcan este día: el del encuentro y profecía del anciano Simeón, y el de la profetisa Ana, todo ello relatado en el Evangelio de San Lucas (Lc.2, 22-38). Así, Simeón entona lo que conocemos como el “Nunc dimittis”, que dice: “Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en  paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quién has presentado ante todas los pueblos: luz para alumbrar a las naciones, y gloria de tu pueblo Israel” (Lc.12, 29-32). 
  
La fundación de esta fiesta en Villanueva del Duque, surgió del entonces recién llegado párroco, don Francisco Vigara Fernández, y las mujeres que formaban la Acción Católica, en el año 1.953.

Dos son las partes en las que se vive la celebración, claramente difenciadas y en  escenarios diferentes.
Por la tarde, en la Ermita de nuestra Patrona, la Stma. Virgen de Guía, se reúnen todas los padres y madres, con sus hijos, los cuales han sido bautizados durante el año hasta este día, y una vez allí, tras la presentación y consagración de los niños por el párroco, se les impone el santo escapulario de la Virgen del Carmen, pasando a continuación a besar un portapaz con la imagen de la Virgen de Guía. Tras este acto religioso, se comparte café con dulces entre todos los asistentes.

Ya, por la noche, y en la Parroquia de San Mateo Apóstol, tiene lugar la segunda parte de “la Candelaria”, y en donde ya entran las velas como protagonistas que han dado nombre a la fiesta.
Entrada de la Imagen de la Virgen en la Iglesia, portada por las madres de los niños bautizados en el 2013

Antes de salir procesionalmente con la Virgen de la Candelaria por la propia plaza de la  Iglesia, el párroco procede al reparto y bendición de las velas que los fieles portarán encendidas durante el breve recorrido procesional, así como la bendita Imagen de la Virgen, cuya vela será el centro de todas las miradas para comprobar si el frío invierno está ya a punto de concluir, o por el contrario, aún quedan largos días de frío.

Para ello, hay una antiquísima jaculatoria, que dice así: “Si la  Candelaria, plora, el invierno no fora; si la Candelaria no plora, el invierno fora”.
(José  Caballero  Navas)
           Procesión con la Imagen de la Virgen por la plaza de la Iglesia