viernes, 27 de junio de 2014

Budismo, espiritismo o Cristianismo



Vídeo sumamente interesante que recomendamos ver…sobre el yoga, el budismo, el espiritismo, ocultismo y la Gracia sanante de Cristo.

Joseph-Marie Verlinde fue investigador de química nuclear. Luego practicó Yoga y meditación trascendental: llegó a ser discípulo y mano derecha del Yogi Maharishi Mahesh, gurú de los Beatles. En un momento se dio cuenta de la consecuencia última de esto le impedía llegar a amar al otro: algo que Jesús si se lo podía dar.

Regresando de esta profunda experiencia en el Himalaya, y vuelto a su trabajo de investigador, se involucra en las prácticas ocultas. Fue medium y trabajó con "curaciones energéticas" hasta que se dio cuenta de que las "entidades" espirituales que invocaba eran demonios.


Purificado por la oración de estas influencias malignas, siente el llamado al sacerdocio. Es doctor en Filosofía y teología y, actualmente, prior de la comunidad monástica de la Familia de San José, en Francia.

lunes, 23 de junio de 2014

Corpus Christi y Villanueva del Duque

Se ha celebrado en nuestra parroquia de San Mateo Apóstol, el Corpus Christi 2014
Oración de Alfonso Mª de Ligorio 

Señor mío Jesucristo, que por amor a los hombre estás noche y día en este sacramento, lleno de piedad y de amor, esperando, llamando y recibiendo a cuantos vienen a visitarte: creo que estás presente en el sacramento del altar. Te adoro desde el abismo de mi nada y te doy gracias por todas las mercedes que me has hecho, y especialmente por haberte dado tu mismo en este sacramento, por haberme concedido por mi abogada a tu amantísima Madre y haberme llamado a visitarte en esta iglesia.
La solemnidad del Cuerpo y la Sangre del Señor, Corpus Christi,  es para Villanueva del Duque, una de sus expresiones de fe y devoción más significativas, en las que la manifestación popular, se une a la religiosa, en un acto cargado de simbolismo y participación.
Su origen oficial, lo tenemos en la Diócesis de Lieja, en Bélgica, en el año 1.247, pasando años después a ser fiesta para toda la Iglesia, en 1.264, cuando el papa Urbano VI, la establece con litúrgia propia, y su privilegio procesional.
La procesión del Santísimo Sacramento por las calles de las localidades, respondía principalmente a dos necesidades de los fieles, una la de poder contemplar a Cristo realmente presente bajo la presencia de pan, habitualmente oculto en su reserva eucarística, y otra la de poder adorarlo como signo principal de nuestra fe, de ahí el hacerlo en la custodia de modo que pudiera ser admirado durante su recorrido.
Para poder adorar a Cristo en esta manifestación fuera de la Misa, antes, ha tenido que nacer dentro de ella. Todo fruto nace del sacrificio redentor de la Eucaristía, como cena de alimento del cristiano. Es aquí cuando el miembro de cualquiera de las diversas asociaciones eucarísticas que existen tiene su sentido, el de adorar, acompañar y testimoniar a Cristo, como eje central y vital de su existir
Habitualmente, cualquier recorrido procesional se realiza antes de la celebración de la Santa Misa, dándole al mismo tiempo sentido penitencial y testimonial, pero en el caso de la del Corpus Christi, no se desarrolla hasta que no se ha Consagrado el Pan y el Vino, sacrificio de Cristo en el Altar, para salir a las calles como gozo y presencia viva de Cristo Resucitado y vencedor de la muerte
El Día del Señor, como también es conocida esta fiesta, correspondía al dicho popular de los Tres Jueves que relucían más que el sol, a saber, el Jueves Santo, Corpus Christi y el de la  Ascensión. Desde hace bastantes años, estas fiestas móviles de la Iglesia, se han unido al día por excelencia del cristiano, el DOMINGO, en recuerdo de aquél Primer Día de la semana en el que Cristo venció a la muerte y al pecado, dándole así un sentido más unitario y simbólico.
Ahora bien, en el Jueves Santo, celebramos tres acontecimientos principales de nuestra vida espiritual: la Institución del Sacerdocio, la Institución de la Sagrada Eucaristía, y el Día del amor fraterno, derivados todos ellos de Cristo, único Pastor. Dado el marco celebrativo del Jueves Santo, como  preámbulo del sagrado Triduo Pascual, en un día previo a la conmemoración de la Pasión y Muerte del Señor, el carácter principal festivo de la Resurrección, era evidente que no se podía desarrollar en su plenitud en este día concreto, por lo que surgió la necesidad de hacerlo fuera de ese entorno, y darle así todo el esplendor que se merecía.
Así, se establece su ubicación en el calendario litúrgico: a los cincuenta días del Domingo de Resurrección, es el Domingo de Pentecostés, la venida del Espíritu Santo sobre la Iglesia, y su nacimiento como tal.  El domingo anterior, celebramos la Ascensión del Señor al cielo, momento en el que “termina” su acción  entre los hombres, para que a partir de ese momento, seamos nosotros los que actuemos en su nombre. El domingo siguiente a Pentecostés, es día de la Santísima Trinidad, como fuente, creación y soplo de toda nuestra vida, unida a la de un único Dios y Señor. Y es en el segundo domingo después de Pentecostés, cuando celebramos el Corpus Christi, presencia real y viva de Cristo en su Iglesia.
En el desfile procesional participan y testimonian todas las hermandades y cofradías del pueblo, habida cuenta de que aunque sus orígenes fundacionales de deban a una advocación del Señor, de la Virgen,  o de los santos, todo parte de Cristo Eucaristía, de la que nace la Iglesia. Las calles de adornan con colgaduras blancas en los balcones, banderitas de un lado a otro de la calle, y por toda la acera, macetas adornan un recorrido que llena todo el suelo de la típica juncia de los arroyos de los alrededores. Delante del Santísimo, los niños que han recibido su Primera Comunión unos días antes, abren el desfile  entre pétalos de rosas.
Cuando el Santísimo Sacramento recorre las calles en la custodia, se detiene en cada una de las mesas que a lo largo del recorrido se instalan, se inciensa como Dios y Rey, y se da la bendición a todos cuantos participan en ese acto.
Tras la solemne procesión, antes de proceder a su Reserva en el sagrario, se recibe la  última bendición sacramental desde el propio Altar de la Capilla Mayor del templo Parroquial de san Mateo Apóstol y Evangelista

José  Caballero  Navas
 Oración de Santa Teresa de Lisieux

Sagrario del Altar el nido de tus más tiernos y regalados amores. Amor me pides, Dios mío, y amor me das; tu amor es amor de cielo, y el mío, amor mezclado de tierra y cielo; el tuyo es infinito y purísimo; el mío, imperfecto y limitado. Sea yo, Jesús mío, desde hoy, todo para Ti, como Tú los eres para mi. Que te ame yo siempre, como te amaron los Apóstoles; y mis labios besen tus benditos pies, como los besó la Magdalena convertida. Mira y escucha los extravíos de mi corazón arrepentido, como escuchaste a Zaqueo y a la Samaritana. Déjame reclinar mi cabeza en tu sagrado pecho como a tu discípulo amado San Juan. Deseo vivir contigo, porque eres vida y amor.
“En la Eucaristía se comunica el amor de Dios por nosotros”: Corpus Christi del Papa Francisco
“En la Eucaristía se comunica el amor del Señor por nosotros: un amor tan grande que nos nutre con Sí mismo; un amor gratuito, siempre a disposición de toda persona hambrienta y necesitada de regenerar las propias fuerzas. Vivir la experiencia de la fe significa dejarse nutrir por el Señor y construir la propia existencia no sobre los bienes materiales, sino sobre la realidad que no perece: los dones de Dios, su Palabra y su Cuerpo”.
“Cada uno de nosotros, hoy, puede preguntarse: ¿Y yo? ¿Dónde quiero comer? ¿En qué mesa quiero alimentarme? ¿En la mesa del Señor? ¿O sueño con comer alimentos gustosos, pero en la esclavitud? ¿Cuál es mi memoria? ¿La del Señor que me salva o la del ajo y las cebollas de la esclavitud? ¿Con qué memoria sacio yo mi alma?”
“Jesús defiéndenos de las tentaciones del alimento mundano que nos hace esclavos; purifica nuestra memoria para que no quede prisionera en la selectividad egoísta y mundana, sino que sea memoria viva de tu presencia a lo largo de la historia de tu pueblo, memoria de tu gesto de amor redentor”
¡¡¡Bendito y alabado sea Jesucristo en el Santísimo Sacramento del Altar!!!

San Juan Bautista en Villanueva del Duque

Talla románica de San Juan Bautista del siglo XIII, expuesta en el Museo Parroquial de Villanueva del Duque, que atestigua el arraigo de su devoción en nuestro pueblo

                               La Parroquia de San Mateo Apóstol, celebra  la solemnidad de san Juan Bautista con la Santa Misa, dentro de los cultos enmarcados dentro de la novena al Sagrado Corazón de Jesús.
Imagen de San Juan Bautista,propiedad de María Rubio, que preside nuestro presbiterio, con motivo de la solemnidad del Santo

                San Juan Bautista, el Precursor, el puente que une el Antiguo con el Nuevo Testamento.

                Es el gran profeta del Altísimo.

                La voz que desde el desierto clamaba la conversión.

                El gran humilde ante el Señor.

                El que bautizó al Señor con agua en el río Jordán, y el que antes de su nacimiento, fue santificado.
                San Juan Bautista, hijo de Isabel y de Zacarías, tiene como privilegio el celebrar su Natividad (sólo el Señor y la Virgen) el 24 de junio y su martirio degollado, el 29 de agosto.

                San Juan, el enviado por Dios.

martes, 10 de junio de 2014

Pentecostés en Villanueva del Duque

HOMILÍA DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI

(...)La narración de Pentecostés en los Hechos de los Apóstoles, que hemos escuchado en la primera lectura (cf. Hch 2, 1-11), contiene en el fondo uno de los grandes cuadros que encontramos al inicio del Antiguo Testamento: la antigua historia de la construcción de la torre de Babel (cf. Gn 11, 1-9). Pero, ¿qué es Babel? Es la descripción de un reino en el que los hombres alcanzaron tanto poder que pensaron que ya no necesitaban hacer referencia a un Dios lejano, y que eran tan fuertes que podían construir por sí mismos un camino que llevara al cielo para abrir sus puertas y ocupar el lugar de Dios. Pero precisamente en esta situación sucede algo extraño y singular. Mientras los hombres estaban trabajando juntos para construir la torre, improvisamente se dieron cuenta de que estaban construyendo unos contra otros. Mientras intentaban ser como Dios, corrían el peligro de ya no ser ni siquiera hombres, porque habían perdido un elemento fundamental de las personas humanas: la capacidad de ponerse de acuerdo, de entenderse y de actuar juntos.

Este relato bíblico contiene una verdad perenne; lo podemos ver a lo largo de la historia, y también en nuestro mundo. Con el progreso de la ciencia y de la técnica hemos alcanzado el poder de dominar las fuerzas de la naturaleza, de manipular los elementos, de fabricar seres vivos, llegando casi al ser humano mismo. En esta situación, orar a Dios parece algo superado, inútil, porque nosotros mismos podemos construir y realizar todo lo que queremos. Pero no caemos en la cuenta de que estamos reviviendo la misma experiencia de Babel. Es verdad que hemos multiplicado las posibilidades de comunicar, de tener informaciones, de transmitir noticias, pero ¿podemos decir que ha crecido la capacidad de entendernos o quizá, paradójicamente, cada vez nos entendemos menos? ¿No parece insinuarse entre los hombres un sentido de desconfianza, de sospecha, de temor recíproco, hasta llegar a ser peligrosos los unos para los otros? Volvemos, por tanto, a la pregunta inicial: ¿puede haber verdaderamente unidad, concordia? Y ¿cómo?

Encontramos la respuesta en la Sagrada Escritura: sólo puede existir la unidad con el don del Espíritu de Dios, el cual nos dará un corazón nuevo y una lengua nueva, una capacidad nueva de comunicar. Esto es lo que sucedió en Pentecostés. Esa mañana, cincuenta días después de la Pascua, un viento impetuoso sopló sobre Jerusalén y la llama del Espíritu Santo bajó sobre los discípulos reunidos, se posó sobre cada uno y encendió en ellos el fuego divino, un fuego de amor, capaz de transformar. El miedo desapareció, el corazón sintió una fuerza nueva, las lenguas se soltaron y comenzaron a hablar con franqueza, de modo que todos pudieran entender el anuncio de Jesucristo muerto y resucitado. En Pentecostés, donde había división e indiferencia, nacieron unidad y comprensión.
Pero veamos el Evangelio de hoy, en el que Jesús afirma: «Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena» (Jn 16, 13). Aquí Jesús, hablando del Espíritu Santo, nos explica qué es la Iglesia y cómo debe vivir para ser lo que debe ser, para ser el lugar de la unidad y de la comunión en la Verdad; nos dice que actuar como cristianos significa no estar encerrados en el propio «yo», sino orientarse hacia el todo; significa acoger en nosotros mismos a toda la Iglesia o, mejor dicho, dejar interiormente que ella nos acoja. Entonces, cuando yo hablo, pienso y actúo como cristiano, no lo hago encerrándome en mi yo, sino que lo hago siempre en el todo y a partir del todo: así el Espíritu Santo, Espíritu de unidad y de verdad, puede seguir resonando en el corazón y en la mente de los hombres, impulsándolos a encontrarse y a aceptarse mutuamente. El Espíritu, precisamente por el hecho de que actúa así, nos introduce en toda la verdad, que es Jesús; nos guía a profundizar en ella, a comprenderla: nosotros no crecemos en el conocimiento encerrándonos en nuestro yo, sino sólo volviéndonos capaces de escuchar y de compartir, sólo en el «nosotros» de la Iglesia, con una actitud de profunda humildad interior. Así resulta más claro por qué Babel es Babel y Pentecostés es Pentecostés. Donde los hombres quieren ocupar el lugar de Dios, sólo pueden ponerse los unos contra los otros. En cambio, donde se sitúan en la verdad del Señor, se abren a la acción de su Espíritu, que los sostiene y los une.

La contraposición entre Babel y Pentecostés aparece también en la segunda lectura, donde el Apóstol dice: «Caminad según el Espíritu y no realizaréis los deseos de la carne» (Ga 5, 16). San Pablo nos explica que nuestra vida personal está marcada por un conflicto interior, por una división, entre los impulsos que provienen de la carne y los que proceden del Espíritu; y nosotros no podemos seguirlos todos. 
Efectivamente, no podemos ser al mismo tiempo egoístas y generosos, seguir la tendencia a dominar sobre los demás y experimentar la alegría del servicio desinteresado. Siempre debemos elegir cuál impulso seguir y sólo lo podemos hacer de modo auténtico con la ayuda del Espíritu de Cristo. San Pablo —como hemos escuchado— enumera las obras de la carne: son los pecados de egoísmo y de violencia, como enemistad, discordia, celos, disensiones; son pensamientos y acciones que no permiten vivir de modo verdaderamente humano y cristiano, en el amor. Es una dirección que lleva a perder la propia vida. En cambio, el Espíritu Santo nos guía hacia las alturas de Dios, para que podamos vivir ya en esta tierra el germen de una vida divina que está en nosotros. De hecho, san Pablo afirma: «El fruto del Espíritu es: amor, alegría, paz» (Ga 5, 22). Notemos cómo el Apóstol usa el plural para describir las obras de la carne, que provocan la dispersión del ser humano, mientras que usa el singular para definir la acción del Espíritu; habla de «fruto», precisamente como a la dispersión de Babel se opone la unidad de Pentecostés.

Queridos amigos, debemos vivir según el Espíritu de unidad y de verdad, y por esto debemos pedir al Espíritu que nos ilumine y nos guíe a vencer la fascinación de seguir nuestras verdades, y a acoger la verdad de Cristo transmitida en la Iglesia. El relato de Pentecostés en el Evangelio de san Lucas nos dice que Jesús, antes de subir al cielo, pidió a los Apóstoles que permanecieran juntos para prepararse a recibir el don del Espíritu Santo. Y ellos se reunieron en oración con María en el Cenáculo a la espera del acontecimiento prometido (cf. Hch 1, 14). Reunida con María, como en su nacimiento, la Iglesia también hoy reza: «Veni Sancte Spiritus!», «¡Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor!». Amén.
 Oraciones al Espíritu Santo

El hombre prudente, sabe que necesita luz en su inteligencia y fuerza en su voluntad para pensar y hacer lo que Dios quiere. Esa luz y esa fuerza solamente vienen de lo alto; es el Espíritu Santo quien provee al cristiano de todo lo que necesita para su caminar en la vida. Por eso, todos los días nos conviene invocarlo. Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido, luz que penetras las almas, fuente de mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego; gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma, Divina Luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si tu le faltas por dentro, mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo. Doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia, dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. AMÉN.

Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía Señor, tu Espíritu y todo será creado y se renovará la faz de la tierra.

¡Oh, Dios, que has instruido los corazones de tus fieles con la luz de tu Espíritu Santo!, concédenos que sintamos rectamente con el mismo Espíritu y gocemos siempre de su divino consuelo.

Por Jesucristo, Nuestro Señor. AMÉN.  

domingo, 1 de junio de 2014

Inauguración del Museo de las Tallas Románicas de Villanueva del Duque

Tallas Románicas del Siglo XIII, depositadas en el salón-Museo de la Parroquia San Mateo de Villanueva del Duque: Virgen de Guía, San Juan Bautista, Santa Lucia, San Mateo, San Blas y la Virgen Niña
 Salón-Museo Parroquial 
 El templo a rebosar para celebrar este evento tan importante para nuestra Parroquia de San Mateo
 Santa Misa de acción de gracias por la vuelta de las Tallas Románicas a  Villanueva del Duque
 Don Francisco Vigara explica todo el proceso del descubrimiento de las Tallas en 1954
 Un emocionado Don Francisco ve cumplido su sueño de vuelta de las Tallas a la Parroquia
 Don Julio López, Concejal de Cultura del Ayuntamiento de Villanueva del Duque, hace una reseña del valor cultural del nuevo Museo
Doña María Isabel Medina, alcaldesa de Vva del Duque agradece todas las aportaciones y esfuerzos en el proyecto del Museo, especialmente la de la Diputación de Córdoba
La verdadera memoria histórica cristiana de un pueblo
 Bendición del Museo a cargo del Párroco don Ignacio Mora Vilaltella
José Chaves y Manuel Torres, alcaldes de Fuente la Lancha y Dos Torres, respectivamente, con Dolores Sánchez diputada de bienestar social de la Diputación de Cordoba, María Isabel Medina, nuestra alcaldesa y don Ignacio
 Autoridades presentes: entre los presentes los Alcaldes de Alcaracejos, Luciano Cabrera, Torrecampo, Andrés Pastor y Villaralto, Angel Gómez y el concejal de cultura de Hinojosa del Duque,Santos Ortega
 Los villaduqueños disfrutan ya de su Museo
 Colas para admirar el deposito cultural, artístico y espiritual del nuevo Museo Parroquial
 Comida comunitaria para celebrar, en la Plaza de la Iglesia, este importante e histórico acontecimiento
 Unos doscientos villaduqueños se sumaron a la celebración festiva del ágape fraterno parroquial
Día de Fiesta en Villanueva del Duque