Villanueva del Duque, no puede
mejor culminar la Octava de Pascua, sino es con la presencia de la Patrona, la
Santísima Virgen de Guía entre la comunidad parroquial, celebrando la Santa
Misa en su Santuario, tras ser trasladada desde la Iglesia Parroquial de San
Mateo Apóstol y Evangelista, a donde llegó el Domingo de Resurrección.
La Santa Misa, fue presidida por
el párroco Ignacio Mora y concelebrada por el rector del Santuario, Francisco
Vigara, actuando el Coro Infantil Parroquial
REGINA CAELI
V. Alégrate, Reina del cielo; aleluya.
R. Porque el que mereciste llevar en tu seno;
aleluya.
V. Ha resucitado, según predijo; aleluya.
R. Ruega por nosotros a Dios; aleluya.
V. Gózate y alégrate, Virgen María; aleluya.
R. Porque ha resucitado Dios verdaderamente;
aleluya.
ORACIÓN
¡Oh Dios que por la Resurrección de tu Hijo,
nuestro Señor Jesucristo, te has dignado dar la alegría al mundo, concédenos
que por su Madre, la Virgen de Guía, alcancemos el gozo de la vida eterna.
Por el mismo Jesucristo Nuestro
Señor.
R. Amén.
El "Regina caeli"
196. Durante el tiempo pascual,
por disposición del Papa Benedicto XIV (20 de Abril de 1742), en lugar del
Ángelus Domini se recita la célebre antífona Regina caeli. Esta antífona, que
se remonta probablemente al siglo X-XI, asocia de una manera feliz el misterio
de la encarnación del Verbo (el Señor, a quien has merecido llevar) con el
acontecimiento pascual (resucitó, según su palabra), mientras que la
"invitación a la alegría" (Alégrate) que la comunidad eclesial dirige
a la Madre por la resurrección del Hijo, remite y depende de la
"invitación a la alegría" ("Alégrate, llena de gracia": Lc
1,28) que Gabriel dirigió a la humilde Sierva del Señor, llamada a ser la madre
del Mesías salvador.
Del directorio sobre la piedad
popular y la Liturgia
La devoción a la divina
misericordia
154. En relación con la octava de
Pascua, en nuestros días y a raíz de los mensajes de la religiosa Faustina
Kowalska, canonizada el 30 de Abril del 2000, se ha difundido progresivamente
una devoción particular a la misericordia divina comunicada por Cristo muerto y
resucitado, fuente del Espíritu que perdona los pecados y devuelve la alegría
de la salvación. Puesto que la Liturgia del "II Domingo de Pascua o de la
divina misericordia" – como se denomina en la actualidad – constituye el
espacio natural en el que se expresa la acogida de la misericordia del Redentor
del hombre, debe educarse a los fieles para comprender esta devoción a la luz
de las celebraciones litúrgicas de estos días de Pascua. En efecto, "El
Cristo pascual es la encarnación definitiva de la misericordia, su signo
viviente: histórico-salvífico y a la vez escatológico. En el mismo espíritu, la
Liturgia del tiempo pascual pone en nuestros labios las palabras del salmo:
"Cantaré eternamente las misericordias del Señor" (Sal 89
(88),2)".