Don Juan Vicente Ruiz Soria,
arcipreste de Pozoblanco-Villanueva de Córdoba y párroco de San Miguel Arcángel
de Villanueva de Córdoba, nos dirigió unas meditaciones sobre la importancia
del Adviento, su sentido y el modo de vivirlo, como preámbulo a la Navidad.
Para ello, se centró en los cuatro
personajes principales que la liturgia del Adviento nos presenta y quienes con su testimonio nos marcan las pautas a
seguir para vivir este tiempo fuerte.
El gran profeta del Antiguo
Testamento, Isaías, que nos va adentrando en lo que en el Nuevo Testamento se
cumplirá, con uno preciosos textos referentes al Salvador, y a su acción
mesiánica. El profeta de la Esperanza. Nos enseña a vivir y poner nuestro corazón en la profunda realidad de la venida de Dios. El Adviento como tiempo de Esperanza.
San Juan Bautista, el precursor de
Cristo y gran profeta del Nuevo Testamento, es el que antepone todo por el
Señor. Será el que de manera clara muestre al Cordero que nacerá en la humildad
de la carne, siendo Dios verdadero. El nos enseña a preparar los caminos de la llegada del Señor. A cambiar lo que haya que cambiar en nuestra vida, a hacer profundo examen de conciencia y revisar nuestra vida. El Adviento como tiempo de revisión. De combate ascético. Arreglar las "goteras", el "tejado" de nuestra vida.
San José, el hombre del silencio
del Evangelio, y el que al igual que María, con su sí, va tejiendo la misión de
Jesús de manera decisiva, siempre dispuesto a ponerse al servicio del Señor, en
una escucha continua. Descubrir nuestra misión en el plan de Dios, en nuestra vida. Adivento tiempo de escucha, saber escuchar a Dios en nuestra vida.
Y María, Madre de Dios, en la que
se cumple la voluntad del Padre, y es la corredentora del género humano. Engendrar, como María en su seno, a Jesucristo en nuestra vida...dar un SI constante a Dios en nuestra vida, a imagen del Si de María. El Adviento como tiempo de afirmación de Dios en nuestra existencia, de conversión.
En estos personajes, que en las
sucesivas lecturas iremos descubriendo en el Tiempo de Adviento, nos mostró qué
es el Adviento: celebrar la primera venida en carne de Cristo, humilde entre
los hombres en el día de Navidad, para recordarnos que en la siguiente, en su Parusía, ya glorioso,
vendrá como juez de la Creación. Y en la diaria, en los hermanos, en los acontecimientos cotidianos y en la Eucaristía diaria, donde debemos descubrirlo y reconocerlo.
Es por tanto, un tiempo de
preparación, como debe ser toda nuestra vida, tiempo de común unión con el
Señor, que en cada una de nuestras celebraciones Eucarísticas, se nos ofrece
como Pan de Vida, tal y como hizo en Belén, la casa del pan.
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