LAS TRES MISAS DE NAVIDAD
La Navidad se celebra
litúrgicamente con tres misas: la de medianoche, la del la Aurora y la del mediodía,
que cubren todo el desarrollo de los festejos navideños.
En esta noche en que
se celebraba el despertar del sol (es cuando empieza a alargar el día), no se
debía dormir, sino que había que pasarse toda la noche de fiesta. Con el
cristianismo esas fiestas se cristianizaron, siendo el nuevo eje de la misma
Jesús recién nacido.
Desde el s. VI, la fiesta de
Navidad se enriqueció en Roma con tres misas, cada una con sus propios
formularios de lecturas y oraciones. En la basílica de santa María la Mayor, el
Papa presidía la primera, precedida del oficio nocturno, en la noche del 24 de
diciembre. Seguía el canto de laudes y otra misa celebrada por el Papa para los
griegos en la Iglesia de santa Anastasia, a la que ellos tenían especial
devoción y cuya fiesta celebraban en esa fecha. Con el pasar del tiempo, esa
misa de la aurora se trasformó en celebración plenamente navideña. Por último,
el Papa presidía otra solemne Eucaristía (la más antigua de todas) en la
Basílica de san Pedro. A partir del s. XII se celebraban las tres en santa
María la Mayor.
Los autores medievales interpretaron la costumbre de las tres
misas de Navidad como una celebración del triple nacimiento del Señor: la
generación eterna del Padre, el nacimiento temporal de María Virgen y el
nacimiento por gracia en el alma de los justos. En 1968 se añadió una cuarta,
la de la vigilia. Los actuales formularios subrayan distintos aspectos del gran
misterio celebrado en este día
Santa Misa del Día de Navidad en Villanueva del Duque
El Coro Juvenil Parroquial anima las celebraciones litúrgicas de la Navidad
Misa
del día. El profeta proclama en la primera lectura: «¡Qué hermosos son sobre
los montes los pies del mensajero que trae la Buena Noticia!» (Is 52,7), ¿De
qué noticia habla? La segunda lectura da la respuesta: «Dios habló antiguamente
a nuestros padres por los profetas. Ahora nos ha hablado por su Hijo» (Heb
1,1). Dios ya no se dirige a los hombres a través de intermediarios, sino
directamente. Por eso, el salmo responsorial canta con júbilo: «Los confines de
la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios». Efectivamente, Dios se
ha manifestado en Cristo, que es el rostro visible del Dios invisible y nos
revela el amor del Padre. La lectura del prólogo de san Juan subraya al mismo
tiempo la identidad divina de Jesús y el realismo de su encarnación
Incienso para esta gran solemnidad de la Natividad del Señor
El precioso belén de este año en el presbiterio de la Iglesia
Los villaduqueños adorando en gran número al Niño Dios, nacido en Belén
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