sábado, 30 de noviembre de 2013

Comienza el Adviento: Tiempo de Esperanza

Desde el inicio, como emerge en el Nuevo Testamento y en las Cartas de los Apóstoles, una nueva esperanza distingue a los cristianos de cuantos vivían la religiosidad pagana. Escribiendo a los Efesios, san Pablo les recuerda que, antes de abrazar la fe en Cristo, ellos estaban «sin esperanza y sin Dios en este mundo» (2,12). Esta expresión parece más que nunca actual para el paganismo de nuestros días: podemos relacionarla en particular con el nihilismo contemporáneo, que corroe la esperanza en el corazón del hombre, induciéndolo a pensar que dentro de él y a su alrededor reina la nada: nada antes del nacimiento, nada después la muerte. En realidad, si falta Dios, desaparece la esperanza. Todo pierde «densidad». Es como si faltase la dimensión de la profundidad y todo se aplanase, privado de su relieve simbólico, de su «relieve» respecto a la mera materialidad. Está en juego la relación entre la existencia aquí y ahora y lo que denominamos «más allá»: no es un lugar donde terminaremos después de la muerte, sino la realidad de Dios, la plenitud de la vida a la cual todo ser humano tiende. A esta aspiración del hombre, Dios ha respondido en Cristo con el don de la esperanza.

El hombre es la única criatura libre para decir sí o no a la eternidad, es decir, a Dios. El ser humano puede apagar en sí mismo la esperanza eliminando Dios de la propia vida. ¿Cómo puede ocurrir esto? ¿Cómo puede suceder que la criatura «hecha por Dios», íntimamente orientada a Él, la más cercana a lo Eterno, pueda privarse de esta riqueza? Dios conoce el corazón del hombre. Sabe que quien lo rechaza no ha conocido su verdadero rostro, y por esto no cesa de llamar a nuestra puerta, como humilde peregrino en búsqueda de acogida.

He aquí por qué el Señor concede un nuevo tiempo a la humanidad: ¡para que todos puedan llegar a conocerlo! Es este también el sentido de un nuevo año litúrgico que inicia: es un don de Dios, el cual quiere nuevamente revelarse en el misterio de Cristo, mediante la Palabra y los Sacramentos. Mediante la Iglesia quiere hablar a la humanidad y salvar a los hombres de hoy. Y lo hace yendo a su encuentro, para «buscar y salvar lo que se había perdido» (Lc 19,10). En esta perspectiva, la celebración del Adviento es la respuesta de la Iglesia Esposa a la iniciativa siempre nueva de Dios Esposo, «que es, que era y que va a venir» (Ap 1,8). A la humanidad que ya no tiene tiempo para Él, Dios ofrece otro tiempo, un nuevo espacio para volver a entrar en si misma, para volver a encaminarse, para reencontrar el sentido de la esperanza.
He aquí entonces el sorprendente descubrimiento: ¡la esperanza mía y nuestra, está precedida por la espera que Dios cultiva con respecto a nosotros! Sí, Dios nos ama y justamente por esto espera que regresemos a Él, que abramos el corazón a su amor, que pongamos nuestra mano en la suya y que recordemos que somos sus hijos. Esta espera de Dios precede siempre a nuestra esperanza, exactamente como su amor nos alcanza siempre en primer lugar (cfr 1 Jn 4,10). En este sentido la esperanza cristiana viene llamada «teologal»: Dios es la fuente el apoyo y el fin. ¡Qué gran consuelo en este misterio! Mi Creador ha puesto en mí espíritu, un reflejo de su deseo de vida para todos. Todo hombre está llamado a esperar, correspondiendo a la expectativa que Dios tiene sobre él. Por lo demás, la experiencia nos demuestra que es precisamente así. ¿Qué, sino la confianza que Dios tiene en el hombre, es lo que lleva adelante al mundo? Es una confianza que tiene su reflejo en los corazones de los pequeños, de los humildes, cuando a través de las dificultades y las fatigas se comprometen cada día a dar lo mejor de si mismos, a hacer ese poco de bien que para los ojos de Dios es tanto: en familia, en el puesto de trabajo, en la escuela, en los diferentes ámbitos de la sociedad. En el corazón del hombre está escrita de forma imborrable la esperanza, porque Dios, nuestro Padre es vida, y para la vida eterna y beata estamos hechos.

Cada niño que nace es signo de la confianza de Dios en el hombre y es la confirmación, al menos implícita, de la esperanza que el hombre nutre en un futuro abierto sobre el eterno Dios. A esta esperanza del hombre, Dios ha respondido naciendo, en el tiempo, como pequeño ser humano. Ha escrito san Agustín: «habríamos podido creer que tu Palabra esta lejos del contacto del hombre y desesperar de nosotros, si esta Palabra no se hubiera hecho carne y no hubiese vivido entre nosotros» (Conf.X, 43, 69, cit. in Spe salvi, 29).  Dejémonos entonces guiar por Aquella que ha llevado en el corazón y en el seno el Verbo encarnado. Oh María, Virgen de la espera y Madre de la esperanza, reaviva en toda la Iglesia el espíritu del Adviento, para que toda la humanidad se vuelva a poner en camino hacia Belén, de donde ha venido, y de nuevo vendrá a visitarnos el Sol que surge de lo alto (cfr Lc 1,78), Cristo nuestro Dios. Amén

 Extracto de una Homilía de Benedicto XVI sobre el Adviento

VOZ DEL PASTOR: ADVIENTO, VIENE EL SEÑOR (Carta de Don Demetrio de inicio de Adviento)

miércoles, 27 de noviembre de 2013

En funcionamiento el Consejo Pastoral Parroquial

 Ha tenido lugar, el miércoles 26 de noviembre, la segunda reunión del recién creado Consejo Pastoral de nuestra parroquia de San Mateo Apóstol de Villanueva del Duque. Deseamos que sea signo de comunión y participación de todos en la marcha cotidiana de la Parroquia

¿Qué es, en resumen, un Consejo Pastoral Parroquial?

Ante todo es un organismo de comunión y corresponsabilidad entre presbíteros y laicos en orden a cumplir la misión de la Iglesia en una comunidad parroquial.

Expresa el grado de madurez al que ha llegado una comunidad viva en sus cuatro dimensiones: comunión, profetismo, sacerdocio, regalidad.

El punto de partida de un consejo es creer en la comunidad, es decir, que todos los miembros son Pueblo de Dios; que todos deben ser adultos; que todos tienen diversos carismas y ministerios y ejercen diversas funciones.

Un consejo parroquial tiene al menos cuatro notas:

Permanente: es decir, goza de cierta estabilidad aunque los miembros deben renovarse periódicamente.

Representativo: de toda la comunidad, de cada uno de sus movimientos y grupos, y en la medida de lo posible de los diversos sectores (sociológicos o por edades) que la integran. El consejo es como el espejo de una parroquia.

Consultivo: consulta no equivale a "mera fachada", o a dejar las cosas como estaban. Consulta quiere decir diálogo sincero y profundo; análisis lúcido y dejar las cuestiones lo más claras posibles para su posterior ejecución.

Servidor: de la comunión eclesial en la caridad, favoreciendo las opciones interparroquiales, arciprestales y diocesanas.
¿Cuáles son sus principales funciones?

La animación, coordinación y planificación de la globalidad de la acción pastoral parroquial para adecuarla a las exigencias del momento histórico, y a lo que la Iglesia pide hoy para la parroquia.

El Consejo no se responsabiliza activamente, en cuanto tal, de ninguna acción concreta, pero debe estar al tanto de todo cuanto se hace en la parroquia, para: -Analizar en todos sus aspectos la realidad parroquial y socio-cultural que debe evangelizar. -Impulsar la realización de las tareas programadas, animar la acción de todos, recoger iniciativas, y valorar sobre la conveniencia de su realización. -Elaborar, cada año, al inicio del curso, con la colaboración de todos los agentes y grupos parroquiales el plan pastoral y objetivos, así como concretar el calendario. -Coordinar el trabajo eclesial parroquial. -Revisar al final del curso la acción pastoral realizada. -Establecer contactos con otros consejos y con otros movimientos parroquiales. -Hacer participar y representar la parroquia a nivel arciprestal y diocesano.

¿Quiénes forman el Consejo Pastoral Parroquial?

Presidido por el párroco, incluye representantes de las comunidades de vida religiosa en el ámbito de la parroquia, o que trabajen en dicho ámbito; también a representantes de los grupos parroquiales (Catequesis, Liturgia, Cáritas, Matrimonios, Tercera Edad, Juventud y Tiempo Libre, Misiones, etc.); así como hermandades y cofradías. Se pueden incluir, si parece oportuno, de forma estable o puntual, otros representantes de fieles con otra vinculación eclesial (ejem. asociaciones de barrio, asociaciones culturales...). 

lunes, 25 de noviembre de 2013

Los Iconos reflejo de la Belleza de Dios

La feligresa y artista de nuestra parroquia, María Josefa Romero va a exponer durante los días 3 al 19 de diciembre de 2013, tres de sus obras en la Sala de Exposiciones de la Casa de Cantabria de Madrid, en una muestra organizada por el Estudio de Arte Sacro Chordi Cortés

¡¡FELICIDADES MARÍA JOSEFA!!
Bellezas de la fe

Icono significa imagen. Todos podemos ser imagen de algo o, mejor, de alguien. Dios nos hizo a su imagen (Gn 1,26-27). Los iconos son una manera de expresar y transmitir la Vida de Dios en nosotros dentro de la comunidad eclesial.

Ser imagen de Dios es llevar vivo el misterio de lo trascendente en la propia persona. San Pablo dijo que Cristo es el Icono de Dios. Es decir, Cristo es la viva presencia del Dios invisible (2Cor 4,4). Como Cristo vivió, sirvió y amó, así mismo es Dios. Y el creyente cristiano está llamado a llevar viva en su persona la imagen de Cristo para que el mundo crea y tenga vida verdadera. El Apóstol lo pudo proclamar: Es Cristo quien vive en mí. Todos podemos ser verdaderos iconos, imágenes no físicas sino espirituales de Dios viviendo como Jesús. Y como los colores dan matices y expresividad, Dios nos da sus carismas, a cada uno distintos, para que seamos iconos expresivos y ricos en matices para mostrar la Belleza de Dios. Los colores y letras de los iconos significan algún matiz concreto de la fe. En Cristo se dejó ver en toda su Grandeza y Amor misericordioso. Y eso ha de continuar en nosotros: para eso nos dejó el vigor de su espíritu.

Los iconos son, por tanto, la expresión de la belleza y maravilla de la fe cristiana. Todo el mundo entiende el lenguaje del amor: los iconos son el lenguaje continuado del amor de Dios: Tratan de reproducir las propuestas de amor que Dios ofrece al hombre, tal como las captaron los primeros testigos de Jesucristo y tal como las vivían las primeras comunidades cristianas. A los judíos les estaba prohibido hacer imágenes de Dios, porque sería rebajar al Dios soberano. Pero Dios mismo se rebajó, se vació de sí mismo y asumió nuestra humanidad. Y en Cristo mostró toda su Belleza. .
Esencias de la fe cristiana

Los iconos son, pues, vivencias de fe, representadas en pintura sobre tabla generalmente, con una técnica y unos cánones precisos. Por así decir, no se puede inventar iconos, porque son el cofre donde se contiene bien guardada la fe de la Iglesia desde el principio, y la fe no se inventa. El iconógrafo es una persona que celebra su fe en la comunidad y, con su arte, plasma esa Vida en tablas, que la Iglesia acepta como expresión genuina del evangelio. A veces los iconos no son artísticos desde el punto de vista técnico, pero siempre contienen aquello que celebra el Pueblo de Dios, son la confesión de la fe de la Iglesia en Cristo, en María, los santos, o en los misterios bíblicos que han de transformar la vida del creyente. Y también hay iconos que son cumbres de arte y de teología. Pero los iconos no son para verlos en una pared de iglesia o museo, sino elementos de la liturgia que transmiten las esencias de la Vida de Jesús. Son para entrar en contemplación de las honduras de Dios.

No son viñetas que ilustren la doctrina, sino luz brillante que permite contemplar la Vida Eterna para provocar la sed de lo divino.

A través de ellos, como por una ventana, te asomas al cielo sin alejarte de la tierra. El fondo dorado que los caracteriza es la luz divina de donde emerge el misterio sacro que se te ofrece para alimento de tu caminar. Como Cristo hablaba para las gentes sencillas, el icono es un lenguaje sencillo sobre contenidos divinos que todos pueden vivir. Basta pararse ante el icono, callar, escuchar y aprender. Los iconos son algo sacro y significan lo santo.

OBRAS DE MARÍA JOSEFA ROMERO ENVIADAS A LA EXPOSICIÓN

                                   Nuestra Señora del Monte Carmelo
                           Constantinopla Siglo XII
                           Técnica de Temple de Huevo y Pan de Oro Fino de 22 Quilates
                           Realizado en Tabla por María Josefa Romero en 2012
                                                                  Santa Faz
                           Copia de Escuela Rusa Siglo XV
                           Técnica de Temple de Huevo y Pan de Oro Fino de 22 Quilates
                           Realizado en Tabla por María Josefa Romero año 2012
                                            San Jorge matando al Dragón
                           Escuela de Novgorod
                           Realizado por María Josefa Romero año 2000                        

domingo, 24 de noviembre de 2013

Solemnidad de Cristo Rey en nuestra Parroquia

SOLEMNIDAD   DE   CRISTO   REY   DEL   UNIVERSO

         La fiesta de Cristo Rey fue instaurada por el Papa Pío XI el 11 de diciembre de 1925.  El Papa quiso motivar a los católicos a reconocer en público que el mandatario de la Iglesia es Cristo Rey.

                Posteriormente se movió la fecha de la celebración dándole un nuevo sentido. Al cerrar el año litúrgico con esta fiesta se quiso resaltar la importancia de Cristo como centro de toda la historia universal. Es el alfa y el omega, el principio y el fin. Cristo reina en las personas  con su mensaje de amor, justicia y servicio. El Reino de Cristo es eterno y universal, es decir, para siempre y para todos los hombres.
                Con la fiesta de Cristo Rey se concluye el año litúrgico. Esta fiesta tiene un sentido escatológico pues celebramos a Cristo como Rey de todo el universo. Sabemos que el Reino de Cristo ya ha comenzado, pues se hizo presente en la tierra a partir de su venida al mundo hace casi dos mil años, pero Cristo no reinará definitivamente sobre todos los hombres hasta que vuelva al mundo con toda su gloria al final de los tiempos, en la Parusía.
                En la fiesta de Cristo Rey celebramos que Cristo puede empezar a reinar en nuestros corazones en el momento en que nosotros se lo permitamos, y así el Reino de Dios puede hacerse presente en nuestra vida. De esta forma vamos instaurando desde ahora el Reino de Cristo en nosotros mismos y en nuestros hogares, empresas y ambiente.

                Jesús nos habla de las características de su Reino a través de varias parábolas en el capítulo 13 de san Mateo:

                “es semejante a un grano de mostaza que uno toma y arroja en su huerto y crece y se convierte en un árbol, y las aves del cielo anidan en sus ramas”;

                “es semejante al fermento que una mujer toma y echa en tres medidas de harina hasta que fermenta toda”; “es semejante a un tesoro escondido en un campo, que quien lo encuentra lo oculta, y lleno de alegría, va, vende cuanto tiene y compra aquel campo”;

                “es semejante a un mercader que busca perlas preciosas, y hallando una de gran precio, va, vende todo cuanto tiene y la compra”.

                En ellas, Jesús nos hace ver claramente que vale la pena buscarlo y encontrarlo, que vivir el Reino de Dios vale más que todos los tesoros de la tierra y que su crecimiento será discreto, sin que nadie sepa cómo ni cuándo, pero eficaz.

                La Iglesia tiene el encargo de predicar y extender el reinado de Jesucristo entre los hombres. Su predicación y extensión debe ser el centro de nuestro afán vida como miembros de la Iglesia. Se trata de lograr que Jesucristo reine en el corazón de los hombres, en el seno de los hogares, en las sociedades y en los pueblos. Con esto conseguiremos alcanzar un mundo nuevo en el que reine el amor, la paz y la justicia y la salvación eterna de todos los hombres.
                Para lograr que Jesús reine en nuestra vida, en primer lugar debemos conocer a Cristo. La lectura y reflexión del Evangelio, la oración personal y los Sacramentos son medios para conocerlo y de los que se reciben gracias que van abriendo nuestros corazones a su amor. Se trata de conocer a Cristo de una manera experiencial y no sólo teológica.

                Acerquémonos a la Eucaristía, Dios mismo, para recibir de su abundancia. Oremos con profundidad escuchando a Cristo que nos habla.

                Al conocer a Cristo empezaremos a amarlo de manera espontánea, porque Él es toda bondad. Y cuando uno está enamorado se le nota.

                El tercer paso es imitar a Jesucristo. El amor nos llevará casi sin darnos cuenta a pensar como Cristo, querer como Cristo y a sentir como Cristo, viviendo una vida de verdadera caridad y autenticidad cristiana. Cuando imitamos a Cristo conociéndolo y amándolo, entonces podemos experimentar que el Reino de Cristo ha comenzado para nosotros.

                Por último, vendrá el compromiso apostólico que consiste en llevar nuestro amor a la acción de extender el Reino de Cristo a todas las almas mediante obras concretas de apostolado. No nos podremos detener. Nuestro amor comenzará a desbordarse.
                Dedicar nuestra vida a la extensión del Reino de Cristo en la tierra es lo mejor que podemos hacer, pues Cristo nos premiará con una alegría y una paz profundas e imperturbables en todas las circunstancias de la vida.

                A lo largo de la historia hay innumerables testimonios de cristianos mártires que han dado la vida por Cristo como el Rey de sus vidas. La fiesta de Cristo Rey, al finalizar el año litúrgico es una oportunidad de imitar a estos mártires promulgando públicamente que Cristo es el Rey de nuestras vidas, el Rey de reyes, el Principio y el Fin de todo el Universo.

viernes, 22 de noviembre de 2013

Metáfora sobre la muerte de Jesús

                                     
                                   METÁFORA SOBRE LA MUERTE DE JESÚS

Es la tarde de un viernes típico y estas conduciendo hacia tu casa. Sintonizas la radio. El noticiero cuenta una historia de poca importancia: En un pueblo lejano han muerto 3 personas de alguna gripe que nunca antes se había visto. No lo piensas mucho...

El lunes cuando despiertas, escuchas que ya no son 3, sino 30,000 personas las que han muerto en las colinas remotas de la India. Gente del control de enfermedades de EE.UU., ha ido a investigar. El martes ya es la noticia más importante en la primera plana del periódico, porque no solo es la India, sino Pakistán, Irán y Afganistán y pronto la noticia sale en todos los noticieros. Le están llamando "La Influencia Misteriosa" y todos se preguntan ¿Como vamos a controlarla?

Entonces una noticia sorprende a todos. Europa cierra sus fronteras, no habrá vuelos a Francia desde la India, ni de ningún otro país en el cual se haya visto la enfermedad. Por lo del cierre de fronteras estas viendo las noticias cuando escuchas la traducción de una mujer, en Francia, que dice que hay un hombre en el hospital muriendo de la "Influencia Misteriosa".Hay pánico en Europa. La información dice que cuando tienes el virus, es por una semana y ni cuenta te das. Luego tienes 4 días de síntomas horribles y mueres. Inglaterra cierra también sus fronteras, pero es tarde, pasa un día mas y el presidente de los EE.UU. cierra las fronteras a Europa y Asia, para evitar el contagio en el país, hasta que encuentren la cura... Al día siguiente la gente se reúne en las iglesias a orar por una cura y entra alguien diciendo: Prendan la radio y se oye la noticia: 2 mujeres han muerto en Nueva York. En horas, parece que la cosa invade a todo el mundo. Los científicos siguen trabajando para encontrar el antídoto, pero nada funciona.

Y de repente, viene la noticia esperada: Se ha descifrado el código de ADN del Virus Se puede hacer el antídoto.. Va a requerirse la sangre de alguien que no haya sido infectado y de hecho en todo el país se corre la voz de que todos vayan al hospital central para que se les practique un examen de sangre. Vas de voluntario con tu familia, junto a unos vecinos, preguntándote que pasara ¿Será esto el fin del mundo?...

De repente el doctor sale gritando un nombre que ha leído en su cuaderno. El más pequeño de tus hijos esta a tu lado, te agarra la chaqueta y dice: ? Papi, ese es mi nombre!. Antes de que puedas reaccionar sé están llevando a tu hijo y gritas: Esperen! Y ellos contestan: todo esta bien, su sangre esta limpia, su sangre es pura. Creemos que tiene el tipo de sangre correcta.. Después de 5 largos minutos salen los médicos llorando y riendo. Es la primera vez que has visto a alguien reír en una semana. El doctor de mayor edad se te acerca y dice: Gracias, señor!, La sangre de su hijo es perfecta, esta limpia y pura, podemos hacer el antídoto contra esta enfermedad... La noticia corre por todas partes, la gente esta orando y riendo de felicidad. En eso el doctor se acerca a ti y a tu esposa y dice: Podemos hablar un momento?

Es que no sabíamos que el donante seria un niño y necesitamos que firmen este formato para darnos el permiso de usar su sangre. Cuando estas leyendo el documento te das cuenta de que no ponen la cantidad que necesitaran y preguntas: Cuanta sangre?... La sonrisa del doctor desaparece y contesta: no pensábamos que era un niño. No estábamos preparados? La necesitamos toda!!! .

No lo puedes creer y tratas de contestar: "Pero, pero...".. El doctor te sigue insistiendo: usted no entiende, estamos hablando de la cura para todo el mundo. Por favor firme, la necesitamos... toda. Tu preguntas: pero no pueden darle una transfusión? Y viene la respuesta: Si tuviéramos sangre limpia podríamos..

¿Firmara?....... ¿Por favor?..... ¡¡Firme!!........ En silencio y sin poder sentir los mismos dedos que tienen la pluma en la mano lo firmas. Te preguntan: Quiere ver a su hijo? Caminas hacia esa sala de emergencia donde tu hijo esta sentado en la cama diciendo: ¿¡papi!,? ¿Mami? ¿Que pasa?. Tomas su mano y le dices: Hijo, tu Mami y yo te amamos y nunca dejaríamos que te pasara algo que no fuera necesario, ¿comprendes eso?

Y cuando el doctor regresa y te dice: lo siento necesitamos empezar, gente en todo el mundo esta muriendo... ¿te puedes ir?, ¿puedes darle la espalda a tu hijo y dejarlo allí?... mientras él te dice, Papi, Mami ¿porque me están abandonando? ............Y a la siguiente semana cuando hacen una ceremonia para honrar a tu hijo, algunas personas se quedan dormidas en casa, otras no vienen porque prefieren ir de paseo o ver un partido de fútbol y otras vienen a la ceremonia con una sonrisa falsa fingiendo que les importa. Quisieras pararte y gritar: "¡¡Mi hijo murió por ustedes!!,  ¿Es que no les importa?"

Tal vez eso es lo que El quiere decir, "Mi hijo murió, que no saben cuanto los amo" Es curioso lo simple que es para la gente desechar a Dios y después preguntarse porque el mundo va de mal en peor. Es curioso como nos creemos todo lo que leemos en el periódico, pero cuestionamos lo que la Biblia dice. Es curioso como cada uno quiere irse al cielo argumentando que ellos no tienen que creer, pensar, decir, o hacer nada de lo que la Biblia dice.

Es curioso como alguien dice "Yo creo en Dios", pero con sus acciones muestra que sigue a otros. Es curioso como puedes enviar cientos de "bromas" a través de un correo electrónico..., mismas que se esparcen como un fuego voraz, pero cuando envías mensajes acerca de Dios la gente lo piensa dos veces acerca de compartirlos con otros.
ES CURIOSO, ¿VERDAD? es curioso como alguien puede estar tan encendido por Cristo en Domingo, pero ser un cristiano invisible el resto de la semana.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Adoración Nocturna en Villanueva del Duque

Santa Misa en la Capilla del Sagrario de la parroquia San Mateo Apóstol, durante la Adoración Nocturna. Noche del veinte de noviembre
 La espiritualidad propia de la Adoración Nocturna trata de imitar a Cristo adorador del Padre, que durante su vida mortal oraba frecuentemente de noche, y que ahora perpetúa su adoración, su intercesión y su sacrificio redentor en la Eucaristía. Los grupos de Adoración Nocturna se reúnen en esas horas de la noche, una vez al mes, para adorar al Señor, reflexionar y dialogar con El.
LA ADORACIÓN EUCARÍSTICA ES:

— Afirmación expresa, ante los hombres, de nuestra fe en la presencia sacramental permanente de Cristo en la Eucaristía, que deriva del sacrificio y se ordena a la comunión.

— Búsqueda de una vivencia más intensa del misterio eucarístico para llenarnos de él y hacerlo vida en nosotros.

— Compromiso concreto de ser, con nuestra vida, testimonio de la realidad del amor de Dios presente entre los hombres.

"La adoración de Cristo en la Eucaristía es la consecuencia ineludible de su presencia real; es un deber y una obligación de la Iglesia que quiere agradecer la condescendencia de Dios al estar presente entre nosotros. San Agustín ha expresado este sentimiento de forma cabal cuando dice que no sólo no pecamos adorando la carne que Cristo nos da a comer, sino que pecamos no adorando."
SER ADORADOR ES:

— Disfrutar especialmente del regalo infinito que supone la presencia real de Jesús en el Santísimo Sacramento.

— Conversar personalmente con Él en su domicilio terrestre durante el silencio de la noche, como Nicodemo.

"Jesús no es una idea, ni un sentimiento, ni un recuerdo. Jesús es una persona viva siempre, y presente entre nosotros. "
LA VOCACIÓN ESPECÍFICA DEL ADORADOR NOCTURNO

— Como Adoradores, ejercemos ante Dios lo que constituye un deber de toda criatura racional: reconocer que Dios es Dios, que es nuestro Creador, nuestro Señor y nuestro Padre; reconocer la soberanía de Dios sobre todas las cosas y sobre nuestra vida, que dependemos de Él y suyos somos, que le pertenecemos total y exclusivamente; reconocer también que Dios es nuestro Salvador en Cristo y nuestro destino.

— Como Adoradores Nocturnos, que adoramos velando, estamos cumpliendo la misión escatológica de la Iglesia, Esposa de Cristo, que debe estar amorosamente atenta a la venida del Señor:

"Dichosos los siervos que el Señor al venir encuentra despiertos; yo os aseguro que se ceñirá, los liará ponerse a la mesa y, yendo de uno a otro, les servirá. Y si viene en la segunda vigilia o en la tercera, y los encuentra así, dichosos ellos."

Página de la Adoración Nocturna Española, Pulsa Aquí y ANFE (Córdoba) Aquí

lunes, 18 de noviembre de 2013

Cine parroquial: CRISTIADA

Una narración épica de la Guerra Cristera (1926-1929), que fue detonada por el intento del gobierno mexicano de suprimir la libertad de culto. La película sigue la epopeya de gente ordinaria de todo el país que eligió defender su libertad. Todos ellos deberán decidir si están dispuestos a dar su vida por defenderla.

En 1926, Gorostieta (Andy García), un general retirado, ve cómo en México estalla una violenta guerra civil. Con el apoyo de su esposa (Eva Longoria), decide unirse al bando católico y transformar a un grupo irregular de rebeldes, sin líder que los dirija, en una fuerza heroica, capaz de defender con valentía la causa de la justicia. Se basa en la Guerra Cristera (1926-29), una rebelión que estalló debido a la persecución de que era víctima la Iglesia Católica por parte del Gobierno mexicano. Ambientada en México, es la película más cara del cine mexicano.

Basada en hechos y personajes históricos es una emocionante película sobre la heroica resistencia católica al gobierno masónico mexicano.

Calendario parroquial 2014: Homenaje a la Virgen de Guía

domingo, 17 de noviembre de 2013

Solemnidad de los Santos Acisclo y Victoria, mártires, Patronos de la Diócesis de Córdoba

San Acisclo es el primer mártir de la historia de la ciudad de Córdoba, junto a su hermana Victoria. Ambos son los Patrones de Córdoba.

Fueron mártires de la primera persecución que afectó a la ciudad de Córdoba, bajo el dominio del emperador Septimio Severo y Dión como pretor.

Fue el 17 de noviembre de 313, según el acta que se conserva en la biblioteca del Convento de San Juan de los Reyes en Toledo. cuando San Acisclo fue degollado a las orillas del río, mientras que Santa Victoria fue asaeteda en el Anfiteatro romano.

Tradicionalmente se conmemora el 17 de noviembre el martirio de los mismos. 
Celebración de la Santa Misa Solemne en la conmemoración de los Santos Acisclo y Victoria
¿Qué quiere simbolizar el incienso?

El incienso crea una atmósfera agradable y festiva en torno a lo que se inciensa, a la vez que crea un aire entre misterioso y sagrado por la sutil impalpabilidad de su perfume y de su humo.
Pero más en profundidad indica la actitud de oración y elevación de la mente hacia Dios. Ya el Salmo 140 nos hace decir: "suba mi oración como incienso en tu presencia".
El incienso es símbolo, sobre todo, de la actitud de ofrenda y sacrificio de los creyentes hacia Dios. El incienso une de algún modo a las personas con el altar, con sus dones y sobre todo con Cristo Jesús que se ofrece en sacrificio.
El canto expresa y realiza nuestras actitudes interiores. El canto no sólo expresa sino que en algún modo realiza los sentimientos interiores de alabanza, adoración, alegría, dolor, súplica. No ha de ser considerado el canto como un cierto ornato que se añade a la oración, como algo extrínseco, sino más bien como algo que dimana de lo profundo del espíritu del que ora y alaba a Dios
El canto hace fiesta, crea clima más solemne y digno en la oración: nada más festivo y más grato en las celebraciones sagradas que una asamblea que toda entera, exprese su fe y su piedad por el canto
Coro Juvenil parroquial
                            
Cuando hablamos de proclamar la Palabra de Dios, estamos hablando de comunicar lo que Dios quiere decir a su pueblo, de lo que el Señor, creador y Padre de todos, quiere poner en la mente y el corazón de los que lo escuchan, siempre con la finalidad de que esa Palabra produzca frutos de vida eterna
El momento del ofertorio es esa actitud de poner mis pequeñas cosas de todo el día en manos de Dios, en esa patena, con la certeza de que Él me lo va a multiplicar en una grandeza de frutos espirituales y apostólicos.
Pon todo tu día en la santa misa y haz, asimismo, una misa de todo el día. Convierte cada minuto de tu vida en una ofrenda. Alegría, sorpresa, emoción, asombro, dolor o amargura confiados en el corazón de Cristo se tornan en eslabones de santidad. 
No, no sólo es cuestión de formas. Significa adoración, significa reconocimiento de la presencia real de Jesucristo en la eucaristía; significa respeto y actitud de fe de un hombre que se postra ante Dios porque sabe que todo viene de Él y nos sentimos anonadados, asombrados, ante la maravilla de Dios, su bondad y su misericordia. Indica una actitud profunda. A lo que tenemos que llegar es a esa actitud profunda del hombre que se postra ante Dios.
La participación en la Eucaristía, sacramento de la nueva alianza, es el culmen de la asimilación a Cristo, fuente de "vida eterna", principio y fuerza del don total de sí mismo
No es posible recibir la eucaristía como un alimento privado para después encerrarse en el propio individualismo. La Eucaristía nos une al Señor y en ese sentido nos une entre nosotros. Es vinculante, en el sentido de que nos hace miembros del Cuerpo de Cristo
Nos arrodillamos ante la humildad y la potencia de Cristo, que ha muerto por nosotros

martes, 12 de noviembre de 2013

Cine parroquial: La Vida de San Felipe Neri

¿Yo cardenal?...prefiero el paraíso

Retomando la famosa frase que San Felipe Neri, apóstol de Roma, le dijo al Papa Sixto V cuando le quiso nombrar cardenal, la distribuidora European Dreams Factory trae una película que conmueve a todo el que la ve.

Prefiero el paraíso es una producción de la RAI que en su estreno en la televisión italiana el 20 de septiembre de 2010 fue vista por 6.345.000 telespectadores con un 23,88% del share.

¿Lo mejor de la película?

Que se puede llevar a toda la familia (los niños salen encantados de la película, aplaudiendo a rabiar), que también sirve para adultos, pues tiene el potencial de conmover a propios y extraños

SÁBADO 16 DE NOVIEMBRE
16:30 HORAS (CUATRO Y MEDIA DE LA TARDE)
SALÓN POLIVALENTE- VILLANUEVA DEL DUQUE

miércoles, 6 de noviembre de 2013

La Adoración Eucarística

(Adoración al Santísimo Sacramento, todos los Jueves en nuestra Parroquia)

Adorar a Jesucristo en el Santísimo Sacramento es la respuesta de fe y de amor hacia Aquel que siendo Dios se hizo hombre, hacia nuestro Salvador que nos ha amado hasta dar su vida por nosotros y que sigue amándonos de amor eterno. Es el reconocimiento de la misericordia y majestad del Señor, que eligió el Santísimo Sacramento para quedarse con nosotros hasta el fin de mundo. 
El cristiano, adorando a Cristo reconoce que Él es Dios, y el católico adorándolo ante el Santísimo Sacramento confiesa su presencia real y verdadera y substancial en la Eucarística. Los católicos que adoran no sólo cumplen con un acto sublime de devoción sino que también dan testimonio del tesoro más grande que tiene la Iglesia, el don de Dios mismo, el don que hace el Padre del Hijo, el don de Cristo de sí mismo, el don que viene por el Espíritu: la Eucaristía.
El culto eucarístico siempre es de adoración. Aún la comunión sacramental implica necesariamente la adoración. Esto lo recuerda el Santo Padre Benedicto XVI en Sacramentum Caritatis cuando cita a san Agustín: “nadie coma de esta carne sin antes adorarla…pecaríamos si no la adoráramos” (SC 66). En otro sentido, la adoración también es comunión, no sacramental pero sí espiritual. Si la comunión sacramental es ante todo un encuentro con la Persona de mi Salvador y Creador, la adoración eucarística es una prolongación de ese encuentro. Adorar es una forma sublime de permanecer en el amor del Señor. 
Por tanto, vemos que la adoración no es algo facultativo, optativo, que se puede o no hacer, no es una devoción más, sino que es necesaria, es dulce obligación de amor. El Santo Padre Benedicto XVI nos recordaba que la adoración no es un lujo sino una prioridad.
Quien adora da testimonio de amor, del amor recibido y de amor correspondido, y además da testimonio de su fe.
Ante el misterio inefable huelgan palabras, sólo silencio adorante, sólo presencia que le habla a otra presencia. Sólo el ser creado ante el Ser, ante el único Yo soy, de donde viene su vida. Es el estupor de quien sabe que ¡Dios está aquí! ¡Verdaderamente aquí!

En la memoria litúrgica de los Mártires de España del siglo XX

El 6 de Noviembre, la Iglesia de España celebra la Memoria obligatoria de los Mártires del siglo XX, esta celebración fue la votiva que nuestro párroco, don Ignacio, escogió para su primera misa tras su ordenación sacerdotal, Santa Misa celebrada en Castro del Río (Córdoba). Transcribimos la homilía de aquel día, respetando el estilo oral de la misma:
Reverendos hermanos en el sacerdocio, queridos seminaristas mayores y menores, levitas, queridas hermanas Hospitalarias. Hermanos todos en Nuestro Señor Jesucristo.

El papa Pablo VI escribió que “el hombre contemporáneo escucha mas a gusto a los testigos que a los maestros, o si escucha a los maestros es porque son testigos” (Evangelii nuntiandi) y añadió “El mundo tiene necesidad de testigos mas que de maestros”.

San Pablo en su carta a los Gálatas dice  que “Dios tuvo a bien revelar  en mi a su hijo Jesucristo, para que lo anunciase entre los gentiles".  Comenta el beato Juan Pablo II, que San Pablo no dice “revelado a mi”, sino Cristo revelado “en mi”. Es decir que tras la conversión de San Pablo, tras su encuentro con el resucitado en la camino de Damasco, este se convierte, el mismo, en Revelación de Jesús, hasta el punto de poder decir “ya no soy yo, sino que es Cristo quien vive en mi”. Es un TESTIGO vivo de Cristo y como tal murió MÁRTIR pocos años después, testimoniando con su vida la Verdad del Evangelio y de la resurrección del Señor.

Toda su vida, todo lo que hace, dice y piensa, su cuerpo, su mente, su corazón y su alma se convierten en revelación de Jesús al mundo. Este es el misterio sublime de toda vocación, no sólo de San Pablo sino de todo cristiano, de cada uno de nosotros y con mucha más intensidad de todo Sacerdote. Ser revelación de Jesús, del amor de Dios al mundo, ser Testigos de Jesucristo, de su misericordia en el mundo, porque como decía Pablo VI, nuestro siglo sólo se convertirá  por los Testigos. Los  que testimonian  con su vida, con su manera de vivir: que Dios existe, que Jesús ha resucitado, que Dios es Amor y amor total de Verdad, amor que perdona y se entrega por el amado, por el hombre. Que el amor es más fuerte que la muerte y más valioso que la propia vida. Que vale la pena entregar la vida entera para ganar este amor.

Y esta, queridos hermanos, es la lección de los Mártires, porque mártir significa literalmente, en griego, Testigo. Los Mártires son los Testigos por excelencia. Los que han entregado su vida y su sangre en testimonio de Cristo. Para ser maestro y testigo hay que haber experimentado y profundizado en primera persona el Amor de Dios, que transforma la vida, y por el que vale la pena sacrificarlo todo, incluso la vida misma, porque es el verdadero tesoro, la perla escondida del Evangelio. Porque Dios existe. Darlo todo para conquistar al TODO.

Por eso queridos hermanos, he querido celebrar esta primera misa con el color rojo de los Mártires y de los Testigos, como Cristo que entregó su sangre y como San Ignacio de Antioquía, un mártir del siglo II, Obispo de Antioquía y Padre de la Iglesia, y que lleva mi propio nombre. San Ignacio escribió antes de su martirio devorado por los leones:

Pan de trigo de Dios, molido por los dientes de las fieras y convertido en pan puro de Cristo

Es decir, convertido en EUCARISTÍA, para ser masticado como Cristo. San Ignacio fue el el primero en usar la palabra Eucaristía para referirse al Santísimo Sacramento. ¿Puede ser otro el ideal de un Sacerdote, llamado a configurarse con Cristo?, sino convertirse en pan para sus hermanos, EUCARISTIZARSE, EL que es llamado a consagrar el Pan del Cielo.

La palabra “Ignacio” viene de “ignis” que significa FUEGO. El corazón de San Ignacio era un fuego ardiente de amor por Cristo. Decía que Cristo está en el pecho de los cristianos. Y este, y no otro, es el ideal de todo Sacerdote y Testigo: Ser fuego de Cristo, llevar a Cristo en el pecho, y en el corazón. Ser pura transparencia del amor de Dios por los hombres.

Y esto, queridos hermanos, es lo que nos enseñan los MÁRTIRES de todos los tiempos y por eso he querido celebrar hoy en esta primera Misa, una Misa de Mártires, de los más recientes de nuestra historia, los Mártires españoles de la persecución religiosa del siglo XX, porque ellos nos legaron con su sangre y testimonio el ejemplo a seguir: Que por Cristo vale la pena dar la vida entera.
Los tiempos que corremos, son tiempos recios y difíciles para los cristianos, en un tiempo en que parece que estamos de vuelta de todo, que los sabemos todo y que ya no nos conmueve nada. Son tiempos de TESTIMONIO valiente y decidido del Amor de Dios. Hoy más que nunca los cristianos debemos tener en nuestra mente y en nuestro corazón el ejemplo de los Mártires. Que ellos nos ayuden y protejan en este tiempo y a ellos encomiendo mi ministerio sacerdotal.

En el Nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo.