DOMINGO 2 DE FEBRERO
-A las 16:00 horas (cuatro de la tarde) presentación de los
niños bautizados en el año 2013 a la Patrona, en la Ermita de la Virgen de Guía e imposición de los
Escapularios.
-A las 20:00 horas (ocho de la tarde): Rito de bendición de velas, Procesión y Santa
Misa
Fiesta de la Presentación del Señor en el Templo- La Candelaria
Fiesta de la Presentación del Señor: Cuarenta días después
de Navidad, Jesús fue conducido al Templo por María y José, y lo que podía
aparecer como cumplimiento de la ley mosaica era realmente su encuentro con el
pueblo creyente y gozoso, manifestándose como luz para alumbrar a las naciones
y gloria de su pueblo Israel.
Esta fiesta ya se celebraba en Jerusalén en el siglo IV.
La festividad, de la que tenemos el primer testimonio en el
siglo IV en Jerusalén, se llamaba hasta la última reforma del calendario,
fiesta de la Purificación de la Virgen María, en recuerdo del episodio de la
Sagrada Familia, que nos narra San Lucas en el capitulo 2 de su Evangelio. Para
cumplir la ley, María fue al Templo de Jerusalén, a los cuarenta días del
nacimiento de Jesús, para ofrecer su primogénito y cumplir el rito legal de su
purificación. La reforma litúrgica de 1960 y 1969 restituyó a la celebración el
título de “presentación del Señor” que tenía al principio: la oferta de Jesús
al Padre, en el Templo de Jerusalén, es un preludio de su oferta sacrifical
sobre la cruz.
Este acto de obediencia a un rito legal, al que no estaban
obligados ni Jesús ni María, constituye una lección de humildad, como
coronación de la meditación anual sobre el gran misterio navideño, en el que el
Hijo de Dios y su divina Madre se nos presentan en el cuadro conmovedor y
doloroso del pesebre, esto es, en la extrema pobreza de los pobres, de los perseguidos,
de los desterrados.
El encuentro del Señor con Simeón y Ana en el Templo acentúa
el aspecto sacrifical de la celebración y la comunión personal de María con el
sacrificio de Cristo, pues cuarenta días después de su divina maternidad la
profecía de Simeón le hace vislumbrar las perspectivas de su sufrimiento: “Una
espada te atravesará el alma”: María, gracias a su íntima unión con la persona
de Cristo, queda asociada al sacrificio del Hijo. No maravilla, por tanto, que
a la fiesta de hoy se le haya dada en otro tiempo mucha importancia, tanto que
el emperador Justiniano decretó el 2 de febrero día festivo en todo el imperio
de Oriente.
Roma adoptó la festividad a mediados del siglo VII, y el
Papa Sergio I (687-701) instituyó la más antigua de las procesiones
penitenciales romanas, que salía de la iglesia de San Adriano y terminaba en
Santa María Mayor. El rito de la bendición de los cirios, del que ya se tiene
testimonio en el siglo X, se inspire en las palabras de Simeón: “Mis ojos han
visto tu salvación, que has preparado ante la faz de todos los pueblos, luz
para iluminar a las naciones”. Y de este rito significativo viene también el
nombre popular de esta fiesta: la así llamada fiesta de la “candelaria”.